viernes, 6 de mayo de 2011

Crónica de un Robo

Hoy no tenía ganas de subir a Caracas. Entre la flojera de tener que ver una clase a las 4 pm y el cielo nublado lo que provocaba era quedarme en casa. Además de eso debía entregar una asignación y no la había hecho, por lo que mi sentido de vagancia lo que me decía era que salir no era la mejor opción.

Desafortunadamente hoy amanecí con ganas de ser un buen estudiante y fui a la universidad a ver mi clase. Luego de ver una interesante clase sobre metodología salí de la universidad y tenía pensado caminar hacia la estación del Metro de Artigas, lo cual comencé a hacer, pasando en minutos de la Avenida Páez a la Avenida Santander.

Ya en la Avenida Santander luego de pasar la sede del Hogar Canario pensé que en medio de esa oscuridad un robo sería algo fácil, por suerte me alejé de ese sitio rápido, pues aún para ser las 6 pm se veía tan oscuro como la medianoche.

Yo iba solo pensando en el atardecer y el montón de colores que se percibían desde el puente sobre el que caminaba, hasta el momento en el que pasé frente a la Escuela República del Ecuador y sentí que alguien me agarraba por el hombro para decirme al oído:

Quieto chamo, dame el bolso.

Por una fracción de segundo pensé que era uno de mis amigos que suelen gastarme bromas pesadas iguales a las que yo les aplico. Pero luego de forcejear un poco y voltear, descubrí que quien me tenía agarrado era un bichín desconocido con un revolver plateado que probablemente era un 38 o quien sabe que calibre.

Luego de darme cuenta de que forcejear era inútil y riesgoso, le di mi bolso mientras le rogaba que me diera mis cuadernos por lo menos, pues allí tenía las anotaciones de 3 semestres desde el año 2010, lo único de verdadero valor irrecuperable que perdí en este robo.

Luego de soltarme e irse con mi bolso, vi como apenas dos metros después se montaba de parrillero en una moto Bera roja y se iba en sentido El Paraíso mirándome feo mientras yo seguía insistiéndole en que me diera mis cuadernos.

Ya sin mi bolso, solo con un pliego de papel bond en mis manos, vi como una tipa me preguntaba si me habían robado. De la arrechera por lo obvio no le respondí y seguí caminando hasta que un pana metalero me pregunta que pasó y me estuvo acompañando hasta la estación del Metro.

Al llegar a la parada de Metrobus me encuentro con un pana de la universidad que me dejó adelantarme en la fila a quién también le eché el cuento para descargar la ira que en ese momento sentía, seguí hablando el resto del camino hasta que llegué a mi parada y de ahí a mi casa donde escribo esto.

Si hay algo bueno de esto, es que quien me robó fue posiblemente el ladrón más inepto de la tierra, debido a que se robó mi bolso, donde lo único que había de valor era el mismo bolso y un pendrive, pues de resto, las cosas que se encontraban en el bolso, solo eran de valor sentimental e intelectual, pues en total el botín que se llevó el ladrón fue el siguiente: Dos cuadernos, un pendrive, un libro, una carpeta llena de papeles, 4 tickets de pasaje estudiantil Caracas-La Guaira, mi cartuchera y 2 condones.

Tuve suerte, pues el muy retrasado solo se llevó el bolso y no se le ocurrió llevarse mi Blackberry o hasta algo peor, mi cartera con la cédula, el carnet de la universidad, el carnet del metro y los tickets del metro.

Espero que el delincuente que se llevó mi bolso, pase la misma arrechera que yo pasé en el momento en que me robó al ver que comparado con el esfuerzo que le tomo robarme la ganancia fue nula, ya que posiblemente ni llegue a los 200 Bs F. el valor de las cosas que se llevó.

También espero que el delincuente use los condones que me robó, bien para que no se reproduzca y tenga un hijo tan plast’e mierda como él, o bien para que mientras ande tirando se le rompan y coja un SIDA y se muera, cualquiera de las dos está bien, pues al fin y al cabo quienes ganamos con esto seríamos todas las personas que odiamos a los delincuentes.

P.D.: Algo curioso, en todo el trayecto desde El Paraíso hasta la estación del Metro, no vi ni un solo policía. Vine a ver unos ya en La Guaira frente a una panadería comiendo cachitos mientras se reían. Al parecer el Dibise no existe en el sitio donde me asaltaron.