viernes, 23 de julio de 2010

Hoy amanecí con ganas de seguir durmiendo.

Abro los ojos. He despertado, pero aún así siento un cansancio que me dice; no te pares todavía, un rato más en la cama no te va a matar. Decido hacerme caso y no pararme, pues aunque lo intente igual no lo voy a hacer porque mis piernas no van a querer hacerlo.

Sin embargo una pregunta asalta mi mente ¿Cuántas horas dormí hoy? Decido resolverla mirando mi radio reloj, para observar pasmado que son las 6 de la mañana, una hora nada sana para alguien que se fue a dormir a la una de la madrugada y que a esta hora no tiene ningún asunto pendiente que resolver.

Me pongo a pensar, que al fin y al cabo ya estoy perdiendo el sueño, que dormir 5 horas o tal vez menos es mejor para mi rendimiento que debería pararme de mi cama, arreglarme, comer y salir a la calle, por lo que comienzo a repasar que hay de bueno en la calle a esta hora, a causa de que al estar de vacaciones no hay nada que hacer en las aulas de clase.

La biblioteca es buena opción, entre el tiempo que me arregle, coma y llegue a la biblioteca esta ya estará abriendo sus puertas para recibirme por lo que podré pasar todo el día allí solo leyendo libros de historia o de literatura, en un cómodo asiento y con un potente aire acondicionado que me aislará del insoportable calor de Caracas que sofoca y enloquece a la gente común.

Hay un contra, aunque yo estoy de vacaciones, la ciudad y el resto de la gente no lo están, por lo que el caos en la parada de autobús será igual, los choferes estarán tan irrespetuosos como siempre, la gente en el metro será la misma porquería, los vendedores ambulantes y mendigos seguirán tratando de quitarme dinero y además está el calor, a quien le provoca salir así, cuando tengo a mi fiel ventilador soplando aire con el objeto de que me quede en la cama.

Descarto la idea, pero aún así, a esta hora hay que hacer algo, cualquier cosa con el fin de matar el ocio y el horrible aburrimiento.

Ya lo tengo, salir a la calle todavía es opción, no necesariamente tengo que ir a la capital del caos a buscar algo que me entretenga, puedo salir un momento a comprar el periódico y tomarme un café mientras me como una grasienta empanada con guasacaca y jugo de naranja a la vez que observo los comportamientos de la gente que me ayuden a conseguir inspiración para escribir. Pero en el momento en el que estoy a punto de dar el primer paso para consumar este plan (levantarme de la cama) es cuando me acuerdo que soy un tipo desempleado con tan poco dinero en la cartera que este plan sencillamente se ve como un asesinato de mi limitado presupuesto, por lo que decido no hacer ningún movimiento y borrar este pensamiento de mi mente.

Pienso en salir a la calle a trotar, pero una vez más pienso que el calor debe ser horrible, además está amaneciendo y el sol quiere salir a hacer de las suyas deshidratándome mientras yo intento darle unas vueltas a la pista. Definitivamente a la calle ni de vaina.

Miro el reloj de nuevo: ahora son las 6:05, he perdido 5 minutos de mi vida que pude haber invertido en cualquier otra actividad productiva, en ligar de pensar tanto en situaciones hipotéticas.

Se me ocurre algo más, ¿Por qué no enciendo la computadora? Claro este es el momento para ponerme a twittear algo, conectarme al Messenger a hablar con alguien o por lo menos sentarme a ver si escribo algo nuevo para el blog que he abandonado gracias a la universidad donde cada vez aprendo menos, para por fin hacer algo de verdad productivo como es escribir ensayos sobre cualquier vaina que me llegue a la mente, eso es lo que voy a hacer, eso es lo que debo hacer.

Pero luego pienso, carajo a ¿A esta hora quien está metido en twitter? que ladilla ¿Sobre qué voy a twittear? ¿Quién se conecta a esta hora en el MSN? Coño es muy temprano, el único que debe a estas horas despierto es Mauricio porque está en Portugal donde debe ser mediodía; pero que fastidio no vale la pena ponerse a twittear. ¿El MSN? Con quien voy a hablar si todos están dormidos a esta hora como yo debería estar haciendo. ¿El Blog? Carajo a esta hora no hay inspiración, aunque todos estos pensamientos podrían servir para algo más tarde, de verdad creo que tengo un post. Pero la cama está bien cómoda, el ventilador está en su máximo esplendor de funcionamiento y yo no me quiero parar para hacer nada, así que ¿Por qué mejor no dejo esto para otra ocasión y cierro mis ojos? Este plan me gusta, nos vemos dentro de seis horas más.