miércoles, 28 de diciembre de 2011

Quiero ser Mendigo.

En estos días mientras salía de clase lleno de toda clase de preocupaciones y conversando con unos amigos sobre estas, veía como al lado de un bote de basura se hallaba un hombre durmiendo un plácido sueño sobre unos precarios cartones. Lo que me llamó la atención de este hombre no era el hecho de que fuera un mendigo, tampoco su aspecto sucio y descuidado, lo que me asombró de este ser era la felicidad que se notaba en su rostro mientras dormía, como si no le importara para nada el hecho de ser un miserable pordiosero.

Por eso mientras mis amigos se decían balurdeces hippies al estilo de “ese pobre hombre” “que alguien lo ayude” yo solo dije sin pensar mucho:

-Yo envidio a ese tipo y quiero ser como él.

Mis amigos asombrados me decían que “¿Cómo era posible? ¿Si no estoy viendo el sufrimiento de ese hombre?”.

Yo sencillamente les dije que comparando nuestras vidas llenas de preocupaciones, locura y trabajo inútil, este tipo es el más feliz del mundo, al no tener ninguno de esos problemas antes mencionados y solo vivir para el Cocuy que se comprará al otro día y para los cartones que le servirán de colchón para dormir.

Al pensar en todas las bondades que podría darme la mendicidad, decidí hacer una lista de porque yo debería de una vez dejar los estudios que de nada me servirán y empezar a vivir de la calle como un hombre que si conoce lo que es la felicidad verdadera:

1- Compañía de animales fieles: No creo que haya una expresión más verídica para explicar lo que es la fidelidad y el compañerismo que esa que reza “Más fiel que perro e’ mendigo”, porque si ven a un mendigo en la calle con un perro, este perro de seguro lo seguirá y protegerá hasta el fin del mundo, por lo que preocuparme por falta de compañía y seguridad será lo de menos si me rodeo de animales, ya que a decir verdad, me llevo mucho mejor con ellos que con la gente.

2- Vivir del Hoy: Uno de los problemas que suelo tener actualmente es que tengo que vivir planificando mi vida en todo momento, lo cual genera que realmente pierda la espontaneidad que se supone debería tener la vida y que no tenga tiempo más que para los compromisos que asumo. Un mendigo en cambio no tiene que planificar nada porque no tiene nada, sus preocupaciones no pasan del vicio de turno (Cocuy, piedra, heroína, pega Hércules), la comida que encontrará o le darán por ahí y ocuparse de los asuntos con los que lidia su mente, es decir, tener todo el día para mí mismo.

3- Alejarse del “Que Dirán”: Una de las cosas que más detesto es tener que asumir códigos de vestimenta ridículos para cualquier actividad que tenga. Cosas absurdas como tener que usar zapatos de suela para ir a trabajar, traje y corbata para eventos y vestimenta casual son vainas que hacen complicada la vida de alguien que no comprende ni comprenderá estos códigos. Por eso yo funcionaría como mendigo, el hecho de no tener que bañarme, de poder elegir el estilo que quiera sin que eso afecte mi carrera es algo que como “persona normal” nunca lograré al tener que guiarme por los mandatos que dicta la sociedad que impone preocupaciones y vestuario al hombre común.

4- Horas Infinitas de Sueño: S hay algo que amo es dormir, pero la sociedad tiene un problema con esto y por ello la gente siempre me mira feo cuando llego tarde a un sitio por quedarme dormido. Si fuera mendigo igual me mirarías feo por esto, pero por el hecho de lo mucho que me envidian por poder dormir mientras ellos tienen que dormir poco para trabajar mucho por un sueldo de mierda.

En líneas generales estas son algunas características que me harían buen candidato al mundo de la mendicidad. El único problema que veo en esta actividad es que si me meto de lleno en ella posiblemente no vuelva a escribir más nunca, por lo que el blog quedaría más abandonado de lo que está ahora, así que a mis lectores les digo que si termino en este oficio sálvenme con un pan frío, una botella de Cocuy o carne molida para mis perros cuando me vean en la calle y tal vez les pagaré con un autógrafo o algo por el estilo que hagan los mendigos.