jueves, 26 de noviembre de 2009

Encuentros cercanos entre mi Rabia y Yo (II)

Como lo prometido es deuda aquí está la segunda parte de mis Encuentros con mi Rabia que me llevan a tener reacciones contra gente verdaderamente molesta que logro poner en su sitio a su vez que me dan material para colocar en este blog para que se rían o vomiten a causa de mi comportamiento poco civilizado.

Capítulo III: Maldito Borracho de Mierda.

Yo ya lo he dicho antes, yo no tengo ningún problema con los vicios de la gente, el problema es que por causa de esos vicios yo tenga que pagar alguna consecuencia. De esa forma a mi me molesta mucho que un adicto a algo piense que yo tengo el deber de costear su adicción.
Luego de calarme una cola de dos horas a causa de un accidente vial, cuando me bajo en la parada de autobuses más cercana a mi casa, se me acerca un ebrio de esos que ya describí arriba a interrumpirme el paso y a sacarme conversación:

Borracho: [Balbucea una tontería que no logro entender].

Yo altamente molesto: ¿Qué coño quieres?

Borracho: ¿Tú estás molesto conmigo? [Basura imposible de entender]

Como andaba apurado y bastante molesto (una combinación que en el colegio hizo que más de una vez terminara en la dirección), tosí y para callar a este maldito ebrio de la mierda le di un regalo desde lo más profundo de mi ser, una buena de dosis de saliva con flema que fue desde mi boca hacia su sucia camisa. En pocas palabras lo escupí y seguí mi camino mientras el idiota observaba y luego se ponía a observar a ver a quien más molestar.

Capítulo IV: Una mujer que debió haber abortado o que la debieron haber abortado.

Me monto en mi autobús de manera aunque suene extraño, normal (es decir sin tukkys insultándome o tolerando empujones de gente que demuestra que el sistema educativo es una farsa) y me dispongo a sentarme en un asiento a colocarme mis audífonos mientras leo la prensa. Quince minutos luego de haber arrancado el autobús, siento que mi asiento se mueve de extraña manera, como si le estuvieran dando unos golpes, inicialmente pienso que es que en este autobús los asientos también tiemblan por ser más viejo que las avenidas de Caracas, pero luego me doy cuenta que no es el autobús.

Posteriormente pienso que el que ocupa el asiento que está atrás mío es alguien que está bastante incómodo porque el espacio que ocupa es insuficiente, pero luego noto que quien ocupa el asiento de atrás es un carajito de máximo 5 años, por lo que pienso que su madre (que ocupa el asiento al lado de él) se encargará de decirle que tenga consideración por quien está ocupando el asiento del frente y deje de patear el respaldo del asiento. Pero una vez más Murphy quiere caminar junto a mí.

Yo continuaba esperando a que su madre notara que su hijo era una molestia, pero la madre al parecer le importaba una mierda eso, por lo que ya molesto de sentir a alguien pateándome la espalda sin motivo aparente, me paro y volteo para mirar feo y reprender a este pequeño demonio:

Yo calmadamente y con una notable cara de molestia: Deja de hacer eso, ok.

El niño miró mis expresiones y noté que había entendido, pero en ese momento su madre se despertó de su sueño para demostrarme una vez que el mundo no tiene salvación:

Madre: Disculpa, pero no le digas que hacer a mi hijo, no ves que es un niño.

Yo: ¿Pero si tú no lo controlas que quieres que haga?

Madre idiotizada: De todas maneras yo estoy aquí para regañarlo tú no tienes derecho a regañarlo.

Me di cuenta que era inútil discutir, ya que se notaba que esta era la madre de un futuro inquilino de La Planta o El Rodeo, de esas mujeres que deberían pasarse la vida estudiando como decir ante las cámaras de RCTV que su hijo no era un delincuente, porque solamente había matado a 3 Guardias Nacionales y a un tipo que no quiso darle su blackberry. Es decir una tipa a la que no le molesta que su hijo se porte mal, sino que la gente le reclame por eso, para después lanzar su argumento estrella de “yo a mi hijo lo crío como me da la gana”

Afortunadamente, cuando estuvo a punto de bajarse, su hijo demostró que el problema no era mi comportamiento sino el suyo, al intentar lanzarse del autobús aún en marcha cuando todavía no había llegado a la parada, evitándose esto cuando una pasajera del autobús logró agarrarlo. Aunque a decir verdad si lo dejaba caerse no se iba a perder mucho.

Esta gente con la que mi rabia y yo se ha encontrado, probablemente no aprendieron nada de estas experiencias, pero yo si he aprendido algo ha sido, que a veces es necesario mandar al carajo a estos idiotas, aunque sea un poquito para liberar esas tensiones tan molestas e inmediatas que no pueden ser satisfechas en el preciso instante de esta manera poco violenta y hasta constructiva que es la literatura, que si alguno de estos idiotas con los que he tenido que tratar intentara (aunque su subdesarrollado cerebro no pueda con tanto), el mundo podría ser un mejor sitio donde no tengan que encontrarse con mi vengadora y poco tolerante rabia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

!Chamo! cortese las venas!! jajajajaj no hay remedio en ese pais.

Andrea dijo...

Has escrito port mucho mejores que este... No dejes que la rabia sea la que escribas, porque entonces escribiras cosas vacias. como este post..