sábado, 14 de marzo de 2009

Fantasía Recurrente.

Desde hace unos días ronda por mi mente una fantasía (ojo no sexual) que se me ha ocurrido a raíz de vivir de autobús en autobús los últimos días para ir a la universidad. Ya he hablado de lo tortuoso que es agarrar un autobús para ir a Caracas, pero es que esa es una experiencia de la que se pueden escribir docenas de libros y aún así faltarían detalles, pero yo no tengo planteado escribirles en este humilde post una oda al autobús guaireño, así que voy al grano a explicarles el contexto de mi fantasía asexual.

En los autobuses en los que yo me monto (especialmente en el metrobus), algunos de los personajes llamativos que siempre encuentro suelen ser los Seberos, los tukkys con el celular/mp3 a todo volumen y las viejas con carajitos ladillosos en sus brazos o acompañandolas, estos carajitos son los que todo el tiempo andan llorando, pidiéndole a su mamá/abuela/representante que les compre no se cual chuchería así en el metrobus este prohibido comer, cambiándose de puesto a cada rato, y como olvidarlo, abriendo y cerrando la ventana a cada rato, un acto que les da una satisfacción similar a la sexual, pero que resulta ser un acto muy molesto sobre todo en momentos en los que uno esta muriéndose del calor.

Pero la peor cosa que pueden tener estos carajitos malcriados, es que nunca se callan, mi pana que ladilla todo el tiempo diciéndole estupideces a sus representantes y ni siquiera es que lo hacen en voz baja, creen que eso es algo que le importa a todo el autobús, creyendo que tienen el derecho de atormentar a la gente con sus idioteces.

¿Ya ven por donde va mi fantasía no? Pues aquí va.

Mi fantasía es que yo me monte en el autobús, me acomode y me siente tranquilo, que después llegue uno de estos pequeños demonios con su representante a sentarse cerca de mi. Ya cuando el carajito me tenga harto de sus bolserías, lo que quiero hacer es decirle con una calma que pronto va mutando en arrechera:

Disculpa, ¿Puedes hacerme el favor de callarte de una maldita vez, por favor?

Y pongo el por favor porque a mi se me enseño que pidas lo que pidas tienes que pedirlo por favor.

Lo que venga después, como una discusión con la madre del engendro del demonio, no me importa, porque ya cumplí mi cometido.

2 comentarios:

Devil with the black dress on dijo...

Claro, siempre es importante pedir por favor y no estaria mal agregar una sonrisa al final.
Esto me recuerda mi fantasia de mandar al carajo al todo el mundo cuando estoy de mal humor por la simple razon de que me dio la gana, pero desafortunadamente no tengo agallas para hacerlo y siempre termino tragandome mi rabia, sonriendo educadamente y haciendo cualquier favor que me pidan. Por dios que soy patetica! En fin, me agrada tu fantasia asexual y espero que puedas realizarla algun dia.

Anónimo dijo...

Si bien yo tengo fantasías con lanzar a los carajitos desde un despeñadero, no me dirijo a ellos sino a sus representantes:
"Señora, por favor controle al niño o tendré que controlarlo yo".

Por lo general funciona; agarran al engendro y lo sujetan con fuerza mientras me miran de reojo con arrechera.