jueves, 24 de septiembre de 2009

¿Cúal Bolívar Fuerte?

En estos días tuve que ir a hacer unas tiendas del sitio donde vivo, mientras buscaba los artículos que debía encontrar, poco a poco me di cuenta de que el calor que hacía me estaba volviendo loco, por lo que me propuse comprar todo lo más rápido posible para volver a mi casa a sentarme frente al ventilador a ver televisión.

El problema es que yo me propuse eso, pero los que me atendieron en la tienda donde fui a comprar una de las cosas no pensaban que yo estaba en un apuro, por lo que además de atenderme con uno de los mayores desganos del mundo, tuve que soportarles que al momento de cancelarles 35 bolívares con un billete de cincuenta, no tuvieran como darme vuelto (supuse que es que nadie les compraba en su porquería de tienda y por eso no tenían nada en caja) por lo que fueron a cambiar, y de paso todavía les faltaban 5 bolívares, que luego de notar mi “cara de obstinación número 4 special issue”, lograron conseguir rápidamente luego de buscar en sus carteras.

Una vez que salí de esa porquería de tienda, me dispuse a comerme unas empanadas en un kiosco cercano, y luego de desayunarme las mismas, me dispuse a pagar el monto, llegando el momento de que cuando saco el billete de 5 que me habían dado en la tienda de porquería para completar el pago, me doy cuenta de que el billete está bien deteriorado y casi a punto de romperse, por lo que luego de la mentada de madre de rigor a los de la porquería de tienda, más el pago a los del kiosco de empanadas, me puse a pensar en un artículo que había leído en estos días en El Nacional sobre el problema del deterioro de los billetes de baja denominación (los de 2 y 5 Bolívares), aún cuando estos no llevan ni siquiera 2 años puestos a disposición del público.

Y no es solamente el problema con estos billetes que de tanto usarse ya andan en peor estado que los tristemente celebres “tinoquitos”, el problema también es con el grupo absurdo de monedas que se han sacado, desde la innecesaria e incomprensible locha, hasta las de 1 y 5 céntimos, que en algunos casos según me cuentan, vale más agarrar un buen grupo de estas meterlas en una bolsa y venderlas a los compradores de cobre (los mismos que les compran cables robados a los piedreros), que usarlas, es decir vale más el metal que el valor monetario de las mismas.

Es decir que una vez más tengo razón, la reconversión además de ser una meta no cumplida (porque todavía seguimos usando las monedas de 500 bolívares y los billetes de 20 mil bolívares, cuando se suponía que la co-circulación era hasta julio de 2008), ha sido un gasto tan innecesario como el satélite Simón Bolívar y la financiación de proyectos cinematográficos de Danny Glover (¿Se acuerdan cuando este negro hacía Arma Mortal con Mel Gibson?), ya que antes de ponernos a gastar dinero y tiempo en mandar a hacer los billetes nuevos que se deterioraron en menos de 2 años y las monedas inútiles, era necesario primero dejarse de pajas respecto a la política económica más inflacionaria del Hemisferio Occidental, y ponerse de verdad a planificar proyectos que de verdad combatieran este peo que tenemos desde hace 10 años.

Pero claro eso es mucho pedir, sobre todo para un gobierno cuyos economistas quiebran bancos, cuyos agricultores no pueden llenar de mercancía los abastos (Remember al Conde del Guácharo, en este país no hay caraotas, pero hay bastantes peos) y cuyo presidente siendo un ex militar no puede ni poner orden en su propio país.

Y una vez más me atrevo a decir Bolívar Fuerte mis Bolas.

1 comentario:

Corbu dijo...

Mi opinión personal es que el billete de 2 bolívares lo inventaron para poder poner a Miranda en alguno de ellos, porque los demás ya estaban copados con las cuotas "feministas", "indigenistas" y raciales (descontando, por supuesto, los de próceres).

Además de que un billete de 2 es más inútil que tetilla de toro, crea costos extras: Un billete de baja denominación tiene una vida útil de 18 meses, mientras que una moneda dura 20 años. Sale mejor sacar monedas de 1 bolívar, aunque sea más costoso a corto plazo, que estar imprimiendo billetes de 2 cada año y medio. En fin, improvisación es improvisación y politiquería es politiquería.